Después de algunos años sin tocar la áspera arena, las fuertes rocas y las espinosas plantas, mis recuerdos empiezan a ser vagos. Recuerdos que existen desde mi nacimiento. He crecido en esta tierra, la tierra de Baja California. Una tierra que siempre añoro. ¿Cómo puedo refrescar mi memoria de la naturaleza que me hace sentirme yo mismo, un yo conectado a todo lo demás?
Salvia Blanca es una obra de arte de instalación performativa para la que diseñé un chaleco de vestir que usé en el rancho de mi familia y sus alrededores para recolectar semillas. Las semillas de Tecate suelen ser espinosas, se agarran al textil, al pelo, a la piel y a veces a la piel, por lo que pueden tener un medio de transporte. Traje estas semillas y partes de plantas conmigo, para poder inhalar su aliento cuantas veces sea necesario para despertar esos recuerdos. Para que vuelvan a estar vivos y no sean sólo un archivo en mi mente».
El chaleco va acompañado de un vídeo en el que documento visualmente el paisaje. Para tener algo que ver cuando me siento mal en casa.
Decidí utilizar cajas de galletas locales serbias que unos amigos habían traído a la galería mientras hacíamos la instalación. Las cajas de galletas suscitaron inmediatamente una conversación sobre recuerdos de la infancia, detonantes que nos permiten viajar en el tiempo a momentos entrañables del pasado.